Si uno toma en
cuenta que ya cuando los bebés están en la panza reflejan en espejo la ansiedad
por stress que les transmiten sus madres, quiere decir que desde el más
temprano momento de su gestación están expuestos a los cambios.
Por lo tanto una
vez que el bebé nace está en nosotras, primero las mamás y por carácter
transitivo las abuelas, cuando los cuidamos, mantener pequeñas rutinas horarias
que le darán un crecimiento más ordenado y feliz.
Los niños terminan
de formar la estructura del sueño aproximadamente al tercer mes de vida, las
mamás retoman sus ocupaciones más o menos en ese tiempo. Por lo tanto es
fundamental ir adaptando y congeniando los horarios de la acelerada vida
moderna a los tiempos de maduración de nuestro bebé.
Sofía se despierta
alrededor de las 6 de la mañana y viene a casa o a la de Nilda, su otra abuela,
a eso de las 7.30 hs.. Cerca de las 8.30 hs. duerme una mini siesta de 45 minutos,
jugamos o paseamos hasta las 11.30 hs.. Ahora que es verano un bañito
refrescante y a las 12 a
comer!!!! Como ya tiene 9 meses esta tarea se está haciendo más larga, ya que
se entretiene y distrae con todo. Pero el hambre siempre puede más y las
abuelas ansiosas porque coman todo llegamos casi siempre a lograrlo. 13.30 hs.
ya está haciendo la siesta, generalmente de dos horas. La merienda, otra
refrescadita y a pasear. Muchas veces en el paseo duerme otros veinte minutos y
cuando llega su mamá está esplendorosa para seguir jugando.
Religiosamente se
baña, come y se duerme como máximo a las 21 hs. Se la ve creciendo hermosa,
feliz y fundamentalmente ordenada. Quizás para los padres en esta etapa esta
cierta rigidez suene, aburrido o reglamentado, pero definitivamente son esas
pequeñas rutinas las que a la larga formarán su carácter.
Un bebé sano como
Sofía duerme en una habitación separada, dicen que desde los dos meses hay que
dejarlos en la cuna y que se duerma solo. En general no es aún su caso, se
duerme en brazos pero rápidamente y entiendo todo lo científico del tema pero
nadie me quita la satisfacción de verla luchar unos minutos contra el sueño y
luego entregarse a él en mis brazos.
En poco tiempo
seguramente le lograremos quitar este hábito y por cómo viene madurando, lo
logrará sola.
En todas estas
pequeñas rutinas pienso que hay que tener en cuenta el temperamento de cada
bebé. Supongo que aquel que sea tremendamente inquieto dormirá algo menos y
será más sensible a los ruidos. Si bien es cierto que se tienen que acostumbrar
a los ruidos normales de la casa y los de la vida que les toca vivir,
proporcionarles un ambiente tranquilo favorecerá su relajación prepararán ese
campo fértil para recibir cada vez más y mejor.
Para resumir de
acuerdo a mi experiencia de madre y abuela ahora, los horarios desordenados
tanto para las comidas como para el sueño provocan inestabilidad en los niños y
les provocan el hábito de comer y dormir a cualquier hora.
Por
último un consejito para los papis cuando vuelvan a casa: el mal humor dejarlo
afuera, cambiar la cara al poner pie en casa y disponerse a prestarles toda la
atención. Los bebés son extremadamente
sensibles y captan los estados de ánimo, sobretodo de los padres. Es un pequeño
esfuerzo que si se hace todos los días también se convierte en rutina y les aseguro
que los niños devuelven con creces esos actos de amor.