Yo estoy dentro de
ese rubro: andamos en bicicleta, hacemos cursos y talleres, trabajamos, tenemos
cuenta de mail, Facebook y hasta Twiter. Otros dentro de esta categoría manejan,
viajan, mantienen una vida activa y todo eso no nos impide cuidar a los nietos
mientras los padres trabajan.
Igual convengamos
que hay diferentes estilos de abuelos y hasta los podríamos tipificar:
- - Cuidador: Es aquel que realiza las funciones de los padres la mayor parte del día y todos los días, si lo comparamos con el mercado laboral estarían dentro del grupo “full time”.
- - Compañero de juegos: los que adoptan un estilo conciliador, relajado y nada autoritario, dejando la responsabilidad de la educación a los padres (yo me pongo en este grupo)
- - Indiferente: Es aquel que su comportamiento es distante. Ve a los nietos en contadas ocasiones y cuando lo hace muestra autoridad retando y haciendo uso indiscriminado del NO.
- - Permisivo: Es aquel que adhiere a la frase “los abuelos no están para educar sino para dar cariño”. Los miman y cuando están con ellos marcan la diferencia siendo extremadamente indulgentes y algunas veces compiten con lo marcado por los padres.
Es cierto que todos
estos diferentes tipos de abuelos existen y seguramente podríamos enumerar
muchos más pero en el fondo somos todos iguales.
Sabemos que un
abrazo cura todas las nanas, el tiempo que le dedicamos tiene la calidad y la
cantidad necesaria. Cuando éramos padres nos defendíamos de la culpa por
dejarlos con que lo importante era la calidad y no la cantidad y ahora abuelos
logramos hacer de dos uno.
Todas las veces que
estamos con ellos vamos regando con amor esas raíces para que se vayan irguiendo
lo más derechito posible. Festejamos sus adelantos y gracias tratando de
recordar cómo lo habían hecho sus padres cuando eran niños. Pero claro
estábamos tan ocupados en trabajar y educarlos al mismo tiempo que lo
olvidamos. Así que nuestros nietos nos permiten refrescar y revivir cada uno de
esos momentos que nos perdimos o simplemente olvidamos.
Yo tuve la suerte
de tener abuelos y disfrutarlos. Recuerdo los aromas de las comidas que hacía
mi abuela, definitivamente las más ricas del mundo. Y cuando mi abuelo me
llevaba al zoológico y me contaba las historias de su infancia no existía mayor
fiesta. Definitivamente aquellos que tienen la inmensa fortuna de tener abuelos
tocan un poquito el cielo con las manos. Y para aquellos que carecen de ellos
definitivamente tendrían que adoptar por lo menos uno. Hay tantos abuelos deseosos
de dar cariño. Propongo crear las 3 AAA (Asociación de Abuelos Adoptivos),
estoy segura que en cuanto lo instale se empiezan a anotar.
Y para terminar un
proverbio judío: “Los nietos son la recompensa de Dios por llegar a viejo”