La finalidad del juego es aprender. En los
mamíferos, con quienes aparece este término, el jugar se basa en la
imitación y en la búsqueda por prueba y error. Así juegan a cazar en grupo,
saber quién es el que manda, explorar, dividir las tareas, entre otras
funciones.
Sofía está jugando desde
que abrió sus ojos rodeada de muñecos de peluches, libritos de tela,
sonajeros y el más preciado y económico
juguete: su propio cuerpo.
Chupándose las manos, intentando y en poco
tiempo logrando llevarse los pies a la boca así como todo los chiches que le
acercábamos. La boca era su primer control de calidad para todo juego que le
proponíamos. El sonajero le llamaba poderosamente la atención no sólo porque lo
podía agarrar sino porque además tenía sonido, lo podía chupar, explorarlo y
morderlo. Fue su primer gran compinche pero ahora que ya gatea y va reconociendo los
diferentes juguetes. La interacción empieza a ser apasionante.
Es sabido que jugar con el bebé cumple un papel fundamental en su desarrollo y, como en algún momento dije, yo pertenezco al tipo de abuela compañera de juegos asumiendo mi rol con alegría y responsabilidad. Me produce una inmensa satisfacción, así que el placer es mutuo: Sofía es y me hace feliz.
Lo que sigo haciendo como cuando experimentamos
con el gateo, es sentarme en el suelo con ella, ponerme a su altura para jugar,
eso entiendo es fundamental.
A los 9 meses ya descubrió la pelota, una de pequeño tamaño que cuando la golpea contra el piso hace luces, me la tira y se la devuelvo, tantas veces hasta que se distrae con otra cosa.
La pila de revistas la fascina. Las tira al
piso y luego las vuelve a poner. En este juego hay que vigilarla porque de
pronto la entusiasma alguna, la rompe y puede llevarse el papel a la boca y
como no tiene mucha fuerza lo corta chiquito y se lo puede tragar. También le regalé un trompo a cuerda que obviamente se lo acciono yo pero ya
recuerda la llave como elemento separado e indispensable y me entrega las
dos partes para que se lo haga
funcionar.
Una pandereta que golpea contra el piso
sacándole diferentes sonidos y los sonajeros que siguen siendo sus favoritos.
Un capítulo aparte para el agua y su relación con ella. Como estamos en verano disfruta del baño tantas veces en el día como se lo proponga. A la noche, previo al sueño es un ritual imprescindible que la divierte y relaja, esa es una tarea exclusiva que realizan sus papás.
Pero cuando yo la cuido y le muestro el chorro
saliendo de la canilla lo goza y se enoja cuando intento sacarla. El sonido del
agua, el chapoteo, los juguetes que flotan y ella intentándolos atrapar es una
fiesta para sus sentidos y una diversión renovada para mí.
Claro que su contacto con el agua en la pileta
de natación fue una experiencia memorable que la atesoraré en mi “cajoncito de
los recuerdos”, no alcanzan las fotos o películas para plasmar la excitación y
felicidad que le produjo el gran espejo de agua y ella dentro protegida por los
brazos de su mamá y su papá.
Estas reflexiones están llegando al final pero no así los juegos de Sofía que recién comienzan.
Mi esposo y abuelo de Sofía que hizo del juego en todas sus facetas parte primordial de su vida decía que “Los hombres no dejan de jugar porque envejecen, sino que envejecen porque dejan de jugar”, gracias a Sofía seguiré gozando de mi juventud.
Qué interesante la función de los juegos y qué bueno el avance de Sofía.Y sí hay que seguir jugando para estar jóvenes !!!!Muchos cariños Mariella
ResponderEliminarMati
Sos increíble siempre la primera en leer y dándome impulso para seguir con el elogio. Gracias
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